Jorge Araujo cumplió su sueño de ser futbolista profesional con Universitario de Deportes, equipo con el que debutó a los 18 años y con el que fue tricampeón del fútbol peruano. Veinticuatro años después, asume la dirección técnica en tiempos de crisis, luego de la salida del entrenador Álvaro Gutiérrez, producto de una abultada derrota de 4-1 ante un feroz Alianza Lima en el Monumental de Ate. A continuación hacemos un repaso por cinco historias de vida ligadas al fútbol que retratan el perfil del nuevo timonel del elenco crema.
Las historias son relatadas por Jorge Araujo Sánchez, su padre, en un libro que publicó hace ya varios años y que lleva el título de “El triunfo de la perseverancia”. Allí, Jorge Araujo padre cuenta las aventuras y desventuras de su hijo en el camino a convertirse en futbolista profesional hasta la obtención del tricampeonato en el año 2000 con Universitario.
Convivir en el Lolo con la calle
Jorge era muy poco de hablar, parco, tímido. Había padecido una enfermedad respiratoria que le forjó un carácter de perfil bajo. Cuando lo conoció Oswaldo Piazza, antes de llevarlo al primer equipo, lo invitó a vivir un tiempo en el Lolo, junto a otros chicos más palomillas. Tiempo después, Piazza le comentó al padre de Araujo que lo hizo porque pensó que el intercambio cultural y la transferencia de vivencias con chicos más ligados a la calle, le haría bien.
Tuvo razón. Mejoró su capacidad de comunicarse y despertó ese don de viveza necesario para jugar al fútbol.
El rechazo; “Chemo” y Asteggiano
Formaba parte de la categoría Sub 17 cuando en Universitario llegó un nuevo responsable de menores. Jorge era una categoría menos, la del 79. El nuevo responsable, de apellido Ferraresi, conversó un día con el padre de Jorge y fue contundente: le dijo que Jorge Araujo no tenía condiciones para ser futbolista profesional, a lo que el padre le contestó que el tiempo lo dirá.
Cuenta su padre que luego de ese mensaje, comenzó a llevar a su hijo una hora antes a los entrenamientos para que realice varias vueltas al campo y así, cuando llegara el resto de chicos, él ya tenía una ventaja física. Por esos tiempos, “Chemo” hizo una visita a los chicos y dejó una frase que marcaría la vida profesional de Jorge: “Si quieren ser alguien en el fútbol, entrenen con dedicación, trabajen el doble”.
Marcelo Asteggiano entrenaba por las tardes de manera particular en el Lolo Fernández. El padre de “Coco” se enteró y fue a buscarlo para presentarle al juvenil defensor. El argentino lo aconsejó y le compartió sus experiencias, cosa que con el tiempo le ayudó a pulir sus habilidades. Años después, “Coco” llegaría a ocupar esa posición de defensa central en el equipo.
El día que fue centrodelantero
En 1997 Jorge fue promovido a la filial de Universitario, el U de América, que jugaba en la Segunda División. Ahí compartía equipo con otros juveniles como Piero Alva, Mario Gómez y el “Pompo” Cordero. Estaba bajo la dirección técnica de Juan José Oré. Luego pasaría a ser dirigido por Lucho Reyna.
Fue con Reyna que por única vez jugó de centrodelantero. Por supuesto, no se repitió más. Luego de Reyna asumió Roberto Chale, quien años después lo dirigiría en el bicampeonato en 1999.
Apaga la luz y descansa
Jorge Araujo debutó a los 18 años, 3 meses y 9 días con Universitario de Deportes gracias al entrenador Oswaldo Piazza, quien apostaba por las canteras. Ese mismo año, a inicios, fue promovido al primer equipo y le asignaron un contrato profesional por cuatro temporadas. En su primer entrenamiento andaba en las nubes, emocionado por compartir con figuras como Óscar Ibáñez, José Carranza, Gustavo Falaschi, Edson Domínguez y Luis Guadalupe. También estaba Gustavo Grondona, una de las figuras que más le llamaba la atención.
Una vez “Coco” le contó una anécdota a su padre sobre sus primeros días en el primer equipo. Finalizado el almuerzo, luego de entrenar, Jorge se dirigió a su habitación en el hotel Ariosto, donde concentraban, ingresó con los audífonos puestos, encendió el televisor, se tumbó en la cama y se puso a ver una serie. De pronto hizo su ingreso Gustavo Grondona, quien se puso la pijama, apagó el televisor, apagó la luz y le dijo con voz de mando que se duerma.
A Jorge no le quedó otra e hizo la siesta. Luego, cuenta, Grondona le explicaría los beneficios del descanso y de las siestas para un deportista de alta competencia.
El día que asistió a su ídolo
Era 1999 y Universitario era el vigente campeón del fútbol peruano. Esta temporada se apuntaba al bicampeonato. Jorge Araujo había debutado a los 18 y logrado el título. Su máximo ídolo era José Guillermo del Solar, quien en 1999 se incorporaría como flamante fichaje.
Por primera vez jugaron juntos en un duelo ante Unión Minas en el estadio Nacional. Jorge no podía creer que compartía un partido con su ídolo de infancia. Hasta que llegó un tiro libre a favor crema y el responsable de cobrar la falta fue Paolo Maldonado. “Coco” trepó al área rival para buscar el gol y cuando vio venir el centro la sacó hacia el corazón del área, donde “Chemo” recibió la pelota y remató de un zurdazo seco para el gol del triunfo.
Cuenta el padre de Jorge que en el auto, de regreso a casa, pensó en voz alta que había sido el mejor partido de su vida. Aquel Apertura fue titular y figura para ganar el primer torneo del año.
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