Las horas se pasan entre ejercicios, bromas y cierta nostalgia, aunque Maelo Reátegui prefiere ver este tiempo con optimismo. El defensa de Atlético Grau confía en que este tiempo de para, ayudará a él y a sus compañeros a prepararse mucho más y pelear por salir del fondo del campeonato local. No quiere llegar oxidado, por eso entrena con fuerza y pensando en que pronto verá -una vez más- a su pequeña hija.
El zaguero del cuadro piurano nunca pensó que la pandemia del nuevo coronavirus -que ha llegado a enfermar a más de 300 mil personas en todo el mundo- paralizara al país, incluyendo al fútbol. Sin embargo, lo toma con tranquilidad, con la mesura y cuidado que los peruanos deben tomar esta situación de cuarentena, ya que ello - en el fútbol como en la vida - puede dar una segunda oportunidad a él como al resto de peruanos.
“El club no ha arrancado tan bien como se esperaba y esto nos puede ayudar para que nos preparemos mejor en el tema físico, y así volver con fuerza cuando empiece nuevamente el campeonato", comenta Maelo con optimismo a Depor, medio que ha podido recoger los testimonios de distintos jugadores ubicados en diferentes puntos del país.
¿Cómo pasa sus días Maelo en Piura?
Maelo cuenta con la ayuda de su novia, Hilary. Ella, cual entrenadora personal, lo acompaña y lo alienta para que no decaiga y dé lo mejor de sí cada día. En casa, ambos se organizan y siguen una rutina que les funciona bien. “Ella está al pendiente de todo, pero me da mi espacio para entrenar. No se involucra en ello, pues quiere que me concentre”, cuenta entre risas, pues Hilary está cerca y aprovecha ese momento para hacerle una broma en medio de la entrevista teléfonica.
Cada día de cuarentena puede volverse eterno y hasta aburrido. No es fácil permanecer todo el tiempo en casa y más aún cuando cada semana, Maelo salía a encontrarse con sus compañeros y entre bromas y chacota hacían de las prácticas más divertidas.
“Hay que acomodarse a la situación, para mantenerse y no perder fuerza. También se extraña a los compañeros, pero tratamos de mantenernos comunicados en un grupo de WhatsApp que tenemos”, explica el defensa que, incluso, agrega que ese método los ha ayudado a tener un seguimiento entre ellos.
La niña de los ojos de Maelo
Si bien Maelo no está solo en Piura, sus padres y su pequeña niña se encuentran 993 kilómetros de distancia, algo que por momentos lo llena de angustia. “A veces la tristeza invade, porque mi hija está en Lima, al igual que mis papás. Solo me queda esperar a que pase esto pronto, para volverlos a ver y abrazarlos fuerte”, admite.
Las llamadas y ver fotos pueden ayudar, pero no son suficientes. La esperanza de que en una semana más acabe este periodo de cuarentena alienta y hace que Maelo entrene con más fuerza para volver a los partidos mejor. Mira su teléfono y sabe que es hora de comenzar otra serie de ejercicios. “Restan siete días más, sí se puede”, se dice y empieza de nuevo.
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