Este domingo el fútbol argentino y mundial se vistió de luto con la triste noticia del fallecimiento de Hugo Orlando “El Loco” Gatti, histórico arquero y figura emblemática de Boca Juniors. A sus 80 años, el exfutbolista murió en su país natal luego de atravesar una delicada situación de salud que lo mantuvo internado durante varias semanas. Su partida deja un vacío enorme entre quienes crecieron viéndolo revolucionar el puesto de arquero con un estilo atrevido, casi temerario, pero absolutamente inolvidable.
Gatti se encontraba hospitalizado desde hace casi dos meses en el Hospital Pirovano, en Buenos Aires. Su internamiento fue consecuencia de un accidente doméstico ocurrido semanas atrás, el cual derivó en una cirugía el pasado 11 de marzo. Sin embargo, tras la operación, su estado se fue deteriorando rápidamente.
A pesar del tratamiento, que incluyó una traqueotomía y el uso de antibióticos, su cuerpo no pudo recuperarse. El parte médico reveló un cuadro sumamente complicado: neumonía, insuficiencia cardíaca y renal, además de haber estado en coma farmacológico.
Esta no fue la primera vez que el “Loco” enfrentaba una batalla tan dura: en 2020, durante la pandemia, había estado hospitalizado durante un largo tiempo por complicaciones asociadas al COVID-19. En esa ocasión, incluso recibió un mensaje especial de aliento por parte de Diego Armando Maradona.

Nacido en Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires, Gatti inició su carrera en Atlanta, club con el que debutó en Primera División en 1962. Desde sus primeros años ya mostraba señales de rebeldía futbolística, saliendo del arco para cortar jugadas y utilizando los pies como parte fundamental de su juego.
Luego pasó por River Plate, y más tarde por Gimnasia y Esgrima La Plata, y Unión de Santa Fe. Fue recién en 1976 cuando, en Boca Juniors, se produjo su consagración definitiva. El “Toto” lo llevó al Xeneize, donde se transformó en ídolo. Fue figura clave en la Copa Libertadores de 1977, atajando un penal decisivo en la final frente a Cruzeiro.
Al año siguiente, Boca repetiría la hazaña y ganaría además la Copa Intercontinental ante el Borussia Mönchengladbach, siempre con Gatti en el arco. Su vínculo con la Albiceleste también quedó registrado en varias presentaciones, incluida una curiosa aparición en Kiev, usando un gorro de lana con pompón bajo la nieve soviética.

“El Loco” defendió los colores de Boca Juniors hasta 1989 y, al momento de su retiro, se había convertido en uno de los jugadores con más presencias en la historia del club. Su legado, sin embargo, va más allá de las estadísticas: fue un arquero que rompió moldes, que entendió su puesto como pocos y que inspiró a generaciones futuras a atreverse, a jugar, a ser distintos.
Hoy, el fútbol despide no solo a un exjugador, sino a un símbolo de rebeldía, talento y pasión por el deporte. Dejó un legado también en el periodismo deportivo, llegando incluso a ser panelista del programa español ‘El Chiringuito’, lo que le permitió mantener una estrecha relación con Fiorentino Pérez tras su retiro del fútbol profesional.
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