La pasión, el amor por el rally, por Caminos del Inca, la prueba de automovilismo más importante del país, nació como un hobbie para el adolescente Ronmel, el menor de los Palomino. Después de aprender a conducir con buses (desde los 14 años), en los lavaderos, de ver a grandes exponentes en ruta como Orlandini, Dibós, entre otros, el ‘Zorrito’, junto a su hermano Richard, se estrenaron en la prueba en el 2002.
Por cosas del destino, veinte años después, en la edición 50 de Caminos del Inca, Ronmel Palomino cumplió uno de sus grandes sueños, el de proclamarse campeón del raid más prestigioso del Perú. A bordo del Toyota Yaris N5, llegó a Cusco, meta de la edición 2022, como el primer lugar de la competencia. Y como le comenta a Depor, Ronmel se lo dedica a su padre, al equipo Team Wari (único equipo en ganar el rally en tres ediciones: 2013, 2018 y 2022, donde comparte con su hermano, y para su pueblo, Andahuaylas, para su departamento, Apurímac.
¿Qué se siente ser el actual campeón de la edición 50 de Caminos del Inca?
Contento de haber ganado Caminos del Inca. Estamos trabajando para este año empezar de nuevo y con la perspectiva también que el equipo (Team Wari), conformado por mi persona y mi hermano Richard, vuelva a repetir la victoria. Nosotros trabajamos siempre para ganar y ese es el objetivo que tenemos cada año.
En el 2017 estuviste muy cerca de lograr tu objetivo...
Estuve muy cerca, sí, pero no se sabe en qué momento puede haber una falla electrónica. Nosotros veníamos en un buen ritmo en el 2017. El piloto no siente la falla electrónica, pero se da cuenta de ello con la pérdida de potencia del vehículo. Sobre todo, porque mi hermano estaba cerca y él se alejaba cada vez más. Pero yo daba todo de mí. El carro no respondía, y era por un tema de un cable que se salió allá en Arequipa, que se solucionó, pero bueno, así son las carreras y ser perseverante en eso.
¿Qué crees que ocurrió en la última edición para que finalmente se dé el título?
Nosotros hemos traído uno carros nuevos, preparados de España. Varios pilotos se han desarrollado en esta categoría con estos carros (N5), pero la mayor parte de pilotos hemos tenido problemas en la bomba de gasolina, también hemos perdido casi 45-50 minutos en la primera etapa. Gracias a Dios, solucionamos el problema con unas estrategias que hemos hecho, que cada piloto tiene para que el carro ya no falle.
La presencia de un buen copiloto es primordial…
Así es. Guillermo Sierra, mi copiloto, es de Abancay, yo soy de Andahuaylas y en el departamento de Apurímac todos tienen una rivalidad y nosotros lo que hacemos en unir ese tema, que, en conjunto hemos logrado ganar, somos un equipo. El copiloto para el piloto es un psicólogo, el copiloto es el que hace el trabajo del 80% de todo el vehículo. Yo me dedico a conducir, pero yo hago caso a todo lo que me dice el copiloto.
Primera vez que corres con un N5…
Sí, mi hermano corrió en la edición del 2019 con el Peugeot N5 y dio buenas expectativas. Estaba ganando también con una diferencia de casi 40 minutos, me parece, pero antes de partir se estrelló con una combi, y ahí ya se fue toda su carrera. Ya teníamos un carro para poder ganar Caminos del Inca, pero bueno, así son las carreras que nadie se espera lo que uno va a suceder.
¿Es un auto recomendable para las carreras?
Hemos desarrollado las pruebas con la experiencia que estábamos haciendo. Hemos desarrollado con el preparado de España de RMC hacer unas variaciones. Estos carros solo están preparados para correr un prime de 20-30 kilómetros de detienes y sigues a otro prime, pero en Caminos del Inca tenemos más de 100 km de competencia continúo hasta 200 kilómetros. Ahora, estoy feliz porque el carro tiene un buen performance, no tenemos muchos gastos en los repuestos y es versátil para poder solucionar los problemas de inconvenientes que se presentan en la carrera.
¿Cómo te preparas para una carrera de tal magnitud?
Me preparo emocionalmente, mentalmente y físicamente porque estar dos horas o más en un carro para el piloto es muy complicado. Felizmente, el trabajo que tengo me permite viajar, pero no me gusta ir mucho en vuelo, agarro mi camioneta y voy a los proyectos. Todo ese tema ayuda también a la conducción. Me gusta viajar tramos largos y hacer todo el recorrido, casi parece que es el Camino del Inca, pero es en diferentes vías.
¿Tienes planeado salir al extranjero?
Sí, teníamos planeado salir, pero por la coyuntura política, es complicado. Espero que todo este tema se solucione. Los clubes que corren mayormente son de provincia y también de Lima, pero todos los que animan Caminos del Inca son de provincia. Solo queda esperar que estén preparándose bien y que estén abiertos para poder prepararse para la competencia.
¿Cuentas con un estilo en particular a la hora de correr?
Cada piloto tiene su forma de manejo. Mi hermano es un poco más agresivo, yo soy un poco más calmado y mentalizado en ganar, pero bueno, no en todo puedes llegar a ganar, puede fallar el vehículo o un despiste. Estoy muy concentrado en lo que me gusta hacer.
Guardas varias estampitas en tu auto…
Soy creyente en el Señor Huanca, Dios en la Virgen de Cocharcas y bueno ahí están las estampitas. Como llegamos a diferentes lugares, toda la población te regala, y lo dejo en el carro. Yo soy agradecido y bienvenidos a la bendición de todas las personas que te dan en ese momento diferentes estampitas de acuerdo al lugar donde están, cada lugar tiene sus devotos, sus santos y te dan.
¿Cómo nació el apodo del ‘Zorrito’?
Cuando empecé a correr Caminos del Inca en el 2002, un periodista me puso ese apodo porque estaba peleando fuera de Lima con un auto pequeño los primeros lugares, y es que yo conocía mi zona. En ese tiempo, como seis o siete años, corría sin hoja de ruta porque no sabía qué cosas era una hoja de ruta, que todos los pilotos tenían. En ese entonces corría con mi hermano, era por afición, pero entonces de ahí nació la idea de profesionalizarnos y ya hacer hoja de ruta, de ir más seguro porque correr sin hoja de ruta es muy peligroso. Uno piensa que todas las curvas lo tienes en la mente, pero con la velocidad que va uno, cambia la distancia o las circunstancias de las curvas y así ya nos profesionalizamos.
¿El ‘Run Run’ escrito en el auto va en referencia a tu apodo?
No, sino es que a mi hermano Richard le dicen el ‘Puma’, y a mí me decía: “Ronmel, tú tienes que correr y correr”, y como en inglés Run Run es “Corre, Corre” (se ríe).
¿Ves en un futuro que tus hijos sean competidores de Caminos del Inca y sigan el legado Palomino?
Dos de mis hijos radican en Estados Unidos y mi hija está acá. Ellos están pendientes, querían ir a Caminos del Inca, pero mi hijo no pudo venir por temas de sus clases. A él le fascina correr y ya maneja. Allá manejan desde los 15 años. Él quiere correr, bien por él, pero es un deporte bien caro, más caro que el fútbol, primero tienes que trabajar, hacer sus estudios y después dedicarse a lo que le gusta.
¿A quién va otorgado este premio?
Yo perdí a mi padre antes de que se reanudara los Caminos del Inca, y bueno, siempre nos esperaba en todas las llegadas del campeonato, nunca faltaba. Él quería que gane yo, hace tiempo, antes que Richard. Gracias a él tenemos todo lo que estamos desarrollando como empresa. Mi papá nos orientaba para poder tener un objetivo claro y te pone metas y también te pone obstáculos y eso es lo que estamos haciendo. Queremos seguir cosechando más logros para él, para el equipo y para mi pueblo, Andahuaylas, para mi departamento, Apurímac.
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